Una parte muy importante de su mundo es la cocina; desde muy pequeña ha pasado tardes enteras en ella con su madre o con su abuela (cocineras especiales de grandes y pequeñas reuniones de familia y amigos) en España; horneando bizcochos, haciendo natillas o friendo buñuelos, para luego merendar con los primos y seguir jugando en el jardín. Estos han sido sus primeros recuerdos en la cocina y el principio de todo. Para Ana la cocina es familia, es amistad, es compartir y comunicar a través de sus platos el cariño hacia los demás.
Su trayectoria profesional siempre ha estado ligada a la hospitalidad, empezando a estudiar Dirección de Hoteles en la Escuela Suiza Les Roches, trabajando en hoteles internacionales, restaurantes tradicionales y creando en sociedad un obrador de pastelería y catering, ejerciendo de chef Privado para familias extranjeras, dando clases y cursos de cocina y haciendo disfrutar a su familia, que ha sido la que la ha empujado en cada momento y que sigue disfrutando de sus platos. A través del tiempo, ha creado su propio estilo, con recetas que tienen raíces andaluzas (entre Sevilla y El Puerto de Santa Maria), con mucho fondo de cocina tradicional francesa y con influencia vascas e italiana en parte por tradición familiar y en parte por su familia “adoptiva” italiano.